Viejo

Todo lo que quería era un lugar tranquilo en el campo, donde escribir y pasear. Jack London.

Me quiero ir Me quiero ir Me quiero ir... tantas veces lo repetí. Tantas veces no lo pensé. Luego de entender ciertos "por qué" y "para qué", me pregunté qué significaba seguir en conflicto con alguien que significa tanto para mi. Qué significa contestar mal, enojarme, discutir sin sentido, no volver a encontrar la senda relajada de la charla enriquecedora. No puedo decir que la tengo clara y que ya encontré el por qué, sé que no debe ser así y que tampoco puede volver a ser como era cuando tenía 14 años, porque la vida avanza, y uno cambia. Ahora, en la acción de recoger los petates para dar la vuelta al mundo, me di cuenta que no tenía sólo ropa, y utensilios de cocina. Me encontré con que mi lugar, mi casa también tenía mis recuerdos, mis tristezas, mis alegrías, mis aprendizajes. Y, en esos aprendizajes, en esos espirales de palabras infinitos, encontré parte de mi pulsión por buscar otro lugar, mis ganas de explorar. 
De pibe mi viejo, mi padre, me leía mucho y me contaba muchas historias. Entre todas esas historias, libros cuentos anécdotas, estaba Jack London, con su "Colmillo Blanco". Lo importante de los libros de este tal "Jack" para mi padre, por como contaba las historias, no estaba en las peripecias de los animales, sino en el contexto, en esas pinceladas de explorador que el novelista hacía a cada línea que escribía. Esa descripción de la fiebre por el oro que vivían los hombres en esa Alaska inhóspita, o los inconvenientes para atravesar el río Yukón, o el clima con esa nieve que blanca azulada viene a mi mente. 
Cuando recuerdo todas esas imágenes, los momento que anduve en bici, el día que dijimos nos vamos. Siempre estaba él, siempre me miraba con fascinación. Como queriendo conjugar sus experiencias con las mías. Quizás los choques míos tuvieron que ver con no poder entender lo que nos tocaba a cada uno en este vínculo. No darme cuenta, que el que le guste mis experiencias, no quiere decir que las quiera vivir conmigo. Pero, si que es inspiración, que es como esas personas de las películas y libros, que van de pueblo en pueblo hablando con todos y contando historias, haciendo soñar o volar a quien las escucha.
Ese es él, el gran pez, que nunca vio su pecera chica, pero que con sus historias, nos hizo volar, viajar y darnos ideas para que el día que digamos "Me quiero ir" sea con esas ganas, esos sueños de vivir mejor, de escribir, de caminar y disfrutar de un lugar distinto.

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