Viajar

De chico ver los jeeps de mis tios significaba pensar en aventura y viajes. Con el tiempo esos viajes con los jeeps se concretaron, aunque en el jeep de mi viejo nunca me fui más de 100 km. En esos viajes ensayaba un juego, quizás de alguien un tanto loco, pensar cómo iba a sentirme y ver a mi alrededor al pasar por el mismo lugar al lado de la ruta, pero volviendo. Aunque en la vida no hay una vuelta, aunque en la vida nunca volvemos al mismo lugar, sigo teniendo esos juegos similares a una nostalgia anticipada. En este mismo instante en el que publico mi primera entrada, me surgen miles de recuerdos en forma de película acelerada, y la única frase que me surge es “Me Quiero Ir”. No sé a dónde, no sé por qué surge, sólo sé que esas tres palabras se funden y dan un significado mayor al de analizarlas por separado. Si empezamos a contextualizarlas quizás los significados se acoten y termine siendo demasiada específica de mi vivencia, no obstante la pongo a disposición de Uds. para ver – a modo de laboratorio internosociambientalculturalpolítico – qué dispara en sus cabezas la frase me quiero ir.

La primera variable que puede acotar el universo de interpretaciones es el lugar donde vivo: Moreno. Todos los días me levanto para ir a trabajar, desayuno y subo al colectivo pensando qué acciones puedo tomar para que se un lugar “para todos”. No entiendo por qué me expulsa – o me autoexpulso – Moreno. Veo la suciedad de las calles, la indiferencia en la calle por el prójimo, las malas administraciones, la pobreza extrema, los chicos abandonados, la ciudad dando la espalda al río, los museos ahí, sin promoción, y muchos añorando el Moreno de antes… sé que soy parte pero cada vez más me siento en una etapa de diferenciación.

El segundo parámetro, es el socioeconómico. No tiene que ver con cuánto uno gane o deje de ganar. Más bien, se relaciona con lo que en conjunto construimos como valor. Realmente, valoro más que nada en el mundo a quienes me rodean. Pero, no puedo dejar sentirme expulsado al tener esa presión constante de tener que tener familia, casa, auto. No es que las personas andan por el mundo diciéndote hace esto o aquello, pero están instituidos esos valores dentro del mundillo que vivimos.

El tercer y último – por ahora – es aquella sensación luego de distintas discusiones de abandonar, por cualquier medio, ese lugar donde estás. Si, esas ganas de querer volverse humo, ser súperman y volar hacia un destino incierto, teletransportarte o simplemente viajar a otro lugar, en solo segundos.

En fin, motivos excusas, razones que a uno lo llevan a pensar en fracciones de segundos, minutos, horas, en el viaje, en el inodoro, en la cocina, que si nos vamos de acá nuestra realidad puede llegar a cambiar.